Ilustración de Delilah Traitor
Testimonio de Maureen Correa facilitado por Gabriela Mesones Rojo
Yo sabía que Daniel era gay desde que estaba en mi barriga. Algo me lo decía, tenía una intuición. En estos días estuve hablando con una amiga que también es mamá de un chico drag y ella también decía que ella lo sabía. Esa sensación me acompañó siempre y me hacía sentir que su homosexualidad siempre fue algo normal, tranquilo, nada sorpresivo. Mis dos embarazos fueron totalmente diferentes. Cuando nació Dani sus gustos eran igualitos a los gustos de un niño hetero, pero sin embargo había algo que estaba ahí: le molestaba cuando peinaban mal a las Barbies por ejemplo, a él siempre le gustó peinarlas bonitas. En su infancia nunca se vistió como niña, en parte porque yo protegía mucho mis cosas. Con mis tacones era como no me los toques porque son caros y delicados. Así que quizás eso tuvo algo que ver con esa distancia.
Dani nació en los noventa. En esta época no se hablaba mucho de este tema. Pero mi mejor amigo es gay desde que éramos pequeños y su mamá era espectacular: tiene ocho hijos y tres son gays. A sus ojos, sus hijos siempre fueron iguales como seres humanos. Mi mamá fue una persona muy mente abierta, así que eso se me inculcó. Durante toda mi vida esas actitudes y comentarios homofóbicos se me hacían horribles y violentos, y yo siempre me enfrascaba en discutir cada vez que los escuchaba. Yo soy piscis, me pongo en el puesto de los demás, y eso hace que cada ofensa hacia otros la sienta como propia. Siempre he defendido a la comunidad con capa y espada.
En mi familia también hay personas LGTB, tanto por parte de mi mamá como de mi papá. De parte de mi familia paterna sí había mucha homofobia, y fíjate cómo son las cosas que por ambos lados tenemos familias gays. Yo me imagino que ya se han empapado de lo que se está hablando ahora y han logrado aceptar la situación de una mejor manera. Pero yo recuerdo que mi familia siempre arrinconó a una prima contemporánea conmigo, la trataban como un fenómeno.
En mi familia hubo dos tipos de visiones: una muy compasiva y muy abierta, y otra muy rígida y violenta. Esas experiencias me enseñaron a ver las cosas con mucha claridad, me hicieron ver qué quería y qué no quería para mi propia familia.
La salida del closet de Dani fue muy natural.
Él sentía que nos estaba defraudando, eso fue lo que nos dijo. Yo prácticamente lo saqué del closet. Le dije: No puede ser posible, yo sé que tu eres gay, pero no puede ser que no me lo digas. Él tuvo sus novios y muchas novias, y me imagino que cuando lo saqué del closet dijo: No puedo seguir en esto. No le he preguntado qué significaron sus novias para él, si era algo que necesitaba experimentar. Yo les di un ambiente para que se sintieran que ellos podían hacer lo que quisieran, pero creo que esa parte hetero en su vida fue una fase de experimentación.
Yo conozco los locales de ambiente antes de que mis hijos fueran. Copas, por ejemplo; yo fui primero que Daniel. RuPaul's Drag Race también lo veía antes que mis hijos y siempre les decía, y no me paraban bola. Daniel me dice: No me has dejado disfrutar lo que significa descubrir ser gay.
Cuando se abrió con nosotros nos dijo que él sentía que me defraudaba y por eso mismo no me lo decía. Ya después de hablar, él empezó a traer a sus novios a la casa y me los presentaba como lo que eran: sus novios. Antes me los presentaba como amigos. Dani es una persona muy respetuosa, muy responsable, él siempre ha sido una persona muy madura, un viejo en un cuerpo de niño.
Conocí a Nebraska from La Taska, el personaje drag de Dani, en un Halloween de 2015. Le provocó vestirse con un vestido de princesa que me habían regalado. Era abierto con un strapless y tenía armador y todo. Y su peluca, claro. A mí siempre me ha gustado el cabello largo. Ese día le di mi vestido y una peluca; mis tacones no le servían por la talla, pero una amiga le prestó los tacones y él se fue de fiesta de Halloween con el vestido. Ahí le puso su nombre: Nebraska from La Taska, porque en ese entonces le gustaba tomarse sus traguitos hasta acabar los trapos.
Creo que lo más difícil para él fue aprender a caminar con tacones.
La peluca también suele ser difícil adaptarse a ella, pero a Dani siempre le gustó peinarme y hacerme rulos, así que esa manipulación fue más llevadera que los tacones. Yo le enseñaba todo: Papi, te tienes que parar así, caminas con el movimiento de caderas asao. Eso se aprende haciéndolo, caminando y cayendo si es necesario. Dani también está aprendiendo maquillaje ahora.
Estudié estilismo, maquillaje, pedicura y depilado. Mi mejor amigo es estilista y con él aprendí a hacer peinados, permanentes y para todo él era mi modelo. Resulta que ahora mi amigo es un estilista famoso y yo soy diseñadora de moda. Ahora Daniel es el que me corta el cabello porque él aprendió a hacerlo con mi cabeza; toda esa época de ensayo y error fue conmigo. Daniel hace un poquito de todo y es bueno en todo lo que hace: es arquitecto, diseñador industrial, profesor. Me llena de orgullo. Me pasa muy a menudo que cuando hablo de él siento tantas cosas en el pecho que lloro.
El papá de Daniel es el tipo de persona que dice ser mente abierta pero cuando llegó esto a su familia, un hijo gay, fue muy fuerte para él. Me decía: Yo no sé qué voy a hacer el día que vea a Dani dándose un beso con su novio. Yo le decía: ¿Qué vas a hacer? Lo mismo que hiciste cuando viste a Harold, tu otro hijo, dándose un beso con su novia. Es lo mismo. Su papá intenta no ofender, pero parece ser algo que se le sale de las manos. A veces no se da cuenta de las cosas que dice, sin embargo él hace lo que puede.
Esto ha afectado muchísimo la relación entre Dani y su papá. La relación que tienen no es de padre e hijo, es de amigos. Le afectó tanto que cada vez que hablaba con su papá sentía rabia e intentaba no hablar de él y mucho menos con él. Pero ambos han ido madurando, especialmente Dani, y han buscado la manera de que no les afecte. No te voy a decir que no le pegó, pero trata de sobrellevarlo. Su papá y yo estamos divorciados desde hace como 20 años.
A mí siempre me ha gustado la moda. Ni siquiera te puedo decir que me gustaba lo que estuviera en tendencia, porque a mí me gustaba algo que me quedara bien, algo que llamara la atención, precisamente por ser diferente; algo de mi propio estilo y mi propia visión. Me gustaban los contrastes. Dani siempre me dice que soy parte fundamental de Nebraska porque hay un porcentaje mío ahí: él usa mis accesorios, yo me hago casi toda mi ropa y él y yo tenemos una contextura parecida; mi ropa le queda bien. Yo lo veo como Nebraska y es como ver a Maureen con una peluca.
La moda es un punto de unión familiar.
Mi mamá era modista y ella siempre nos hacía ropa. Nosotras la diseñábamos y ella la hacía. Cuando mi mamá se enfermó, me quedé en el aire: Dios mío, tengo que comprarme ropa en una tienda que no me gusta. Ahí decidí hacer un curso de costura. Mi mamá nos decía que teníamos que aprender, pero nosotras pensábamos que ella nos iba a durar toda la vida.
La moda también me unía con mi padre. Su closet era increíble, con todas sus chaquetas y sus corbatas. Mi papá tenía un gusto maravilloso y le gustaba experimentar, combinar y contrastar. Su closet ahora lo usa mucho Daniel porque era espectacular. La moda siempre me unió con mi madre, mis hermanas, mi padre y mis hijos.
Mi primer curso fue de trajes de baño, después vi la carrera de Diseño de moda y empecé a estudiar. Esto fue hace más de 20 años. Empecé a estudiar moda para hacerme mi ropa, pero también empecé a hacer ropa de caballero para mis hijos: las chaquetas entalladas, los pantalones. Ellos dos son bajitos y de espalda ancha, y aquí no había una modista que hiciera ese tipo de arreglos y transformaciones en la ropa, entonces me dediqué a eso. Cuando me hacía mi ropa, Dani siempre me ayudaba. Siempre le gustó mucho diseñar la ropa conmigo. Tenemos gustos muy parecidos. Cuando me hace regalos de ropa o zapatos que no he visto, siempre me fascinan.
Mi hijo mayor es hetero, pero a veces lo confunden con gay porque tiene el toque de la moda también. Si una amiga de él tiene una cartera espectacular él va y se los dice: Qué zapatos tan increíbles, te quedan preciosos. Son piropos como de persona gay. Así son los dos hermanos, igualitos. Muchos amigos de Daniel cuando se enteran de que Harold es hetero dicen Dios mío, qué desperdicio.
El primer traje que Daniel me pidió para un performance de Nebraska fue todo hecho con ropa mía. Me encantó ser parte de ese proceso. En una semana me pidió un montón de cosas: una falda, un body, accesorios. Casi todo lo tenía yo en mi closet.
El primer traje que le hice con mis propias manos fue en 2021: una batola con cuerpo abajo, estilo plato; era una bata con hombreras y con cola tipo novia que tapaba otro atuendo que tenía debajo.
Después le hice un body dorado espectacular. Le hice un vestido para su performance en bicicleta estática. Ese fue un reto porque tenía que moverse en bicicleta y un montón de ejercicios con el traje. Para ese día también le hice una falda de arcoiris. Pasé tres días haciéndola. Se la puso para el Pride de ese año.
El año pasado fui al Pride y no sabía cómo era la cuestión. Yo soy muy nerviosa con las marchas y el gentío. Me pongo muy ansiosa por la experiencia de Venezuela con las protestas que hemos tenido y toda la violencia. Nebraska iba a estar en una caravana y Miguelangel, su novio, y yo no sabíamos si él iba a estar en caravana con él o conmigo.
Desde que aprendí a caminar en tacones no me bajo de ellos, yo puedo estar desnuda pero siempre voy a estar entaconada y con mi cabello bien peinado. Así que me fui al Pride con mis tacones, mi camisita y mis medias altas de arcoiris. Yo no sabía que la caminata era tan larga, de Los Palos Grandes a Zona Rental, y terminé con los pies destrozados. Amé el orgullo: vi una hermandad que no se siente en ningún sitio, sentí mucho amor en el ambiente.
Dani y yo también empezamos a pensar cómo ayudar a otras personas que hacen drag.
Ahí fue cuando empezamos a pensar en recuperar vestidos para donarlos. Dani tiene varios que ya no le sirven porque ahora tiene un espaldón, porque hace mucho ejercicio. Mi trabajo era transformarlos y recuperarlos para poder donarlos a otras personas. Hemos donado zapatos, vestidos y accesorios. Hay muchísimas personas que hacen drag que han quedado en la calle porque sus familias las lanzan a la calle. Trabajan pero eso apenas les da para sobrevivir y hacer drag es costoso. Hay muchas personas que sueñan con hacer drag pero no tienen cómo comprar vestidos o tacones. Descubrí que esa es mi forma de ayudar.
Los amigos de Dani venían a la casa antes de hacer drag y no se querían ir de acá, era porque se sentían en familia, no se sentían juzgados. En esa época mi papá estaba vivo y lo llamaban abuelo. Quiero que vean que soy una de ellos y que la moda es mi manera de ayudar a la comunidad. Me encantaría tener la oportunidad de ayudar a una persona a crear su personaje drag desde cero. La cuestión es que son personas que no tienen posibilidad económica. Así yo los ayude es una cuestión costosa: las telas, el atuendo, las pelucas, el maquillaje.
Por ejemplo, a mí me pasa, cuando hago algo lo hago con cariño, y si lo hago con cariño trato de hacerlo bien. Soy muy perfeccionista. Si voy a hacer un atuendo drag, tiene que ser extravagantemente magnífico. La pedrería tiene que quedar perfecta y todo muy extra. Todo eso es costoso. Ahora Daniel no tiene que pagar esa hechura porque se la hago yo, pero muy pocas personas tienen ese privilegio. Hay otras drags que no se llevan por la elegancia, como Nebraska, sino por la exageración. Ya ese es otro estilo y cada uno necesita algo personal con lo cual la modista debe acoplarse.
Esto es solo uno de los obstáculos que enfrenta la comunidad drag. La verdad es que el peor obstáculo es la sociedad, que es horrible. En las marchas del Orgullo uno ve muchas cosas. Están los aliados, la gente que te dice cosas bonitas, los que muestran su bandera desde los balcones; también están los que dicen barbaridades, los que te miran como si fueras un fenómeno, con asco.
Siento que las cosas han cambiado muchísimo con el tiempo. Hay un poquito de receptividad en comparación con unos años atrás. Este año, el día del Orgullo, nos paramos en el supermercado Gama de Santa Eduvigis. Nebraska me dijo: Mami, yo no quiero caminar mucho porque nos van a decir cosas. Yo le respondí: Papi, eso te tiene que resbalar. No nos vamos a poner hoy a discutir con la gente. Y fue increíble, caminamos y veíamos cómo todos nos miraban con asombro, admiración. Los buenos somos más y ahora nos sentimos más.
En la exposición en la que estuvo el retrato de Nebraska, Dani dijo unas palabras para contar su experiencia: No todo es horrible, no todos vivimos un horror. Hay muchas mamás que aceptan y que apoyan hasta el final, hay muchísimas historias. Lo que pasa es que lo bueno no se cuenta. Ese miedo que nos enseñan atrae las cosas malas; mientras más miedo tenemos más negatividad hay, más pesimismo. Los buenos somos más.
Testimonio por Maureen Correas
Facilitación y traducción por Gabriela Mesones Rojo
Edición por Isadoro Saturno y Andrea Paola Hernández
Corrección de redacción y estilo en español por Virginia Riquelme
Corrección de redacción y estilo en inglés por Mafer Bencomo